He de agradecerles profundamente el alto honor que habéis discernido al confiarme el obligante encargo de presidir vuestras deliberaciones en este período de sesiones extraordinarias, cuyo objeto esencial es dar cumplimiento a lo dispuesto en la ordinal 2da. del artículo 165 y en el parágrafo 2do. de la Disposición Transitoria de la Constitución Nacional.
Más que el honor, que al fin y al cabo traduce vuestra generosidad para con mis escasas aptitudes, me abruma la intima satisfacción de estar contemplando, desde el más alto sitial del Senado de la República, cómo se hace carne de realidad el anhelo secular de nuestro pueblo, en la viva representación de su voluntad soberana, que por primera vez en nuestra historia se manifiesta libremente y con una amplitud de bese electoral que nos envidian muchos de los más avanzados países democráticos del viejo y nuevo mundo. El sacudimiento que el dolor de las cárceles políticas, los trabajos forzados y recuperación democrática, se produjo por fin con la Revolución de Octubre, y son la Asamblea Nacional Constituyente y las Cámaras Legislativas actuales, emanación inconfundible de la autentica soberanía popular, las que vienen a dar forma, ámbito y presencia al viejo sueño de los más esclarecidos varones de esta tierra, que en la lucha tenaz contra el aislamiento y los pesados grillos del secuestro, el azote del capataz y la endemia de la región inhóspita, y la nostalgia del exilio, con la substancia viva de su sangre y de su pensamiento, nos aderezaron este camino, esta norma cívica y civil, este desembocar alborozadamente en la huella de la vieja sandalia democrática: ¨del pueblo, por el pueblo y para el pueblo¨.
Sea este primer encuentro de Venezuela con los símbolos actuales de su soberanía, en la normalidad democrática, tras el pórtico de la Constituyente que le dio el basamento granítico de una Constitución acoplada a su pensar y a su querer, homenaje devoto a los precursores, a los que alzaron y mantuvieron en alto la bandera democrática, en facción permanente de servicio y sacrificio, a través de largos períodos de dominación exclusiva de cerradas oligarquías. Porque seríamos injustos o insinceros si en este movimiento de recuperación nacional no reconociéramos -dándole contorno proceso al cuadro de la Revolución - lo que constituye la esencia de su honda perspectiva humana. Presentes en este recinto, iluminado por la luz de la calle bulliciosa, donde el pueblo libre se recrea en la obra de sus manos y de su espíritu, están las sombras gloriosas de esos claros varones, evocadas por el profundo anhelo de la continuidad democrática, desde el gran Vargas que sufre en el rostro varonil sin inmutarse la afrenta del bárbaro, hasta el último ciudadano humilde asesinado en la Rotunda, en San Carlos, en Puerto Cabello o Palenque por el último esbirro de instintos primarios que arma con pica de autoridad el dictador de turno.
Hay quienes anteponiendo un interés mezquino al de la verdad histórica, niegan el contenido reivindicador que generalmente se le atribuye a la Revolución de Octubre. Para ello nada de revolucionario se expresa en los hechos capitales realizados ejecutivamente por las personas del movimiento y luego legislativamente por la Asamblea Nacional Constituyente. ¿Per es acaso un hecho de rutina, consagrado en alguna constitución de las tantas que nos han dado las revueltas intestinas qe plagan nuestra historia, y en la práctica del algún gobierno, eso de elegir por voto directo y universal al Presidente de la República? ¿Es rutina y hecho familiar eso de votar las mujeres, y los analfabetos, y los jóvenes desde los 18 años, para todos los cargos electivos? ¿Se vieron nunca como hoy establecidos y garantizados, tanto en la letra de la Constitución y las leyes, como en la práctica, los derechos sociales del pueblo trabajador? ¿Se le dio nunca a la economía nacional como fuente de bienestar general, del progreso y la educación el impulso y planificación vigorosa que se prevé en el capítulo de la incompatibilidad que hoy nos rige, con esta vista a eliminar la confusión en la radio de acción de los poderes, de manera que el legislativo no continúe siendo, como hasta hace poco, simple dependencia burocrática del Poder Ejecutivo? ¿Ha sido tradición venezolana eso que hoy se contiene en la Constitución en punto a real autonomía del Poder Municipal, hasta ayer reatado a intromisiones humillantes? ¿Por ventura se le pusieron trabas efectivas alguna vez en las constituciones en las Leyes y en la práctica al vicio secular del peculado?
Todo ello y mucho más que podría agregarse como ilustración de la obra legislativa, política y social cumplida por la Revolución, compone un trasunto de aspiraciones vitales que nuestro pueblo ha vindicado, con firmeza revolucionaria, en el terreno donde lucharon y murieron varias generaciones de venezolanos, para que así se cumpliese el fin supremo de aclimatar una democracia transida de justicia y emoción venezolanista. Pero si todo lo demás pudiese ser extraídos del arsenal de la temática presidencialista, queda en pie el hecho fundamental innegable, suficiente para dar por sì mismo validez al concepto en que sintetizamos el hecho de Octubre, consagrado por la Asamblea Nacional Constituyente: la garantía del sufragio directo y universal para la elección del Presidente de la República y los Cuerpos Deliberantes, con la amplísima base electoral y de representación minoritaria que hacen de nuestro Estatuto Electoral el más democrático de América. Porque si en la enumeración de conquistas que dejamos hecha no se quiere ver la sinceridad con que se han revolucionado las instituciones políticas y su forma de aplicación en la vida colectiva, hasta honduras inéditas que cambian definitivamente la fisonomía moral de la nación venezolana, esta sola del sufragio libre, amplio y sincero que nos congrega en estas Cámaras, con representación de todos los partidos políticos en que se descompone el arco-iris de la opinión nacional, basta y sobra para atestiguar cuan distantes nos era el hecho cotidiano, y cómo ya será imposible retroceder a las viejas veredas donde se impone el arrojo de un caudillo montaraz y la astucia de una oligarquía, insensibles al dolor colectivo.
Testigos fieles de tan impar suceso en nuestra historia son las propias organizaciones políticas que sin predominio de una sobre otra componen el poder electoral de la República. La pureza de los comicios del 14 de Diciembre ha sido reconocida expresamente por la máxima entidad que los organizara y distinguiera -El Consejo Supremo Electoral-, así como por órganos calificados de la opinión pública tanto en el plano nacional como en el internacional. ¿No es ya eso la consagración de una fórmula que revoluciona todo el plano conceptual en que se movían las antiguas tesis oligárquicas -esbozo y rudimento de los modernos módulos totalitarios- del "gendarme necesario" y la impreparación de nuestro pueblo para la vida democrática? Probada la eficacia y sinceridad de la fórmula y derrotada por el voto popular la falacia del gendarme necesario; creados los órganos que facilitan la participación del pueblo en la formación y rumbo de su destinoÑ presentes los partidos en la marca del estado y la fiscalización electiva de los negocios públicos, dirigiendo el uno, oponiéndose el o los otros, rectificando todos la mala o imprudente orientación, mediante fórmulas y medidas que en las Cámaras Legislativas tendrán adecuado campo de contrastación, yo estoy seguro de que en esta patria de todos no volverán ya a florecer las arbitrariedades y desafueros ejecutivos, ni las leyes injustas reñidas con las libertades humanas y los derechos sociales, ni las iniquidades del juez venal o sometido a voluntades arbitrarias superiores, que hagan írritos los mandatos expresos de las justas leyes.
La Revolución ha traído un régimen de sinceridad institucional que debe sobrevivir a todas las demasías y desbordamientos de la intemperanza política, hijos de la natural contienda entre partidos e ideologías contrapuestas. Duros correctivos a debido aplicársele a seculares vicios, y no será de condenar la mano que ha herido con justiciero azote, como si debe de serlo, el conjunto de esos mismos vicios, errores y crímenes que a modo de dogal asfixiante ha venido apretando el cuello de la patria. Cerrada la etapa de liquidación de un pasado que tiende a convertirse en disipada pesadilla, vueltos al sendero honorable que nos abrieron con el ejemplo de sus vidas los creadores de la nacionalidad y los abanderados de la democracia, es nuestro deber integrarnos a una vida de relación más acorde con nuestras instituciones políticas, en que no haya otra consigna de exterminio para el adversario, sino de tolerancia y respeto, lejos de la vela de armas de hermanos contra hermanos en la encrucijada alevosa.
Consigna de concordia nacional esgrimió mi partido, gonfalonero de la Revolución, en los recientes comicios, y consigna de concordia nacional mantendremos en decisiva fracción mayoritaria, convencidos de que no es el odio estéril ni la retaliación entonada la que mejor contribuye a la reedificación de esta patria, sacrificada otrora a la ambición y desenfreno de unos malos hijos. He de sostener que con ello no predicamos franciscana mansedumbre, sino que hacemos reconocimiento de haber coronado los altos objetivos de una lucha apasionada y sincera, que se resuelve ahora en cruce reposado de serenidad y magnanimidad frente al enemigo tradicional vencido, y en gallarda actitud principista frente a los adversarios eventuales que surgen del reagrupamiento de fuerzas políticas, inhibidas hasta ayer unas, de reciente organización y reorganización otras.
En el fragor de los recientes comicios hubo desbordamiento de injurias e imputaciones calumniosas que no deben traspasar el umbral de esta ilustre casa, asiento de la Ley y espejo en que debe mirarse nuestro pueblo, para enmendar con el roce de la palabra austera, digna y elevada, las arrugas que el odio elemental de unos hombres selváticos, trasformados en sus dirigentes, le hayan podido imprimir en el rostro. Ni será este Congreso, en su perìodo de sesiones extraordinarias, y en el ordinario que va a seguirle, objeto de cálculos electorales para la estrategia de una oratoria de ferretería con balcón a la calle.
La emulación que este año debería establecerse en este augusto recinto, sea una en que prive el sentido de servicio, de subordinación al superior interés de un pueblo que nos está pidiendo instrumentos legislativos eficaces para aliviar su escasez, domiciliar su intemperie, liquidar su ignorancia, sanear su ámbito, exornado de miasmas letales, calmar su sed de agua y justicia, comunicarse y traficar con el producto de su esfuerzo, producir, crear, multiplicarse y caminar y llegar a una nación prospera, fuerte, puntera del Caribe; faro del mundo austral como la soñara Bolívar.
Hago votos en el momento de constituirse esta Cámara, y en su nombre, por la felicidad y prosperidad de las naciones amigas, a cuyos honorables representantes diplomáticos extendemos un cordial saludo.
Ciudadanos Senadores:
Una información oficial transmitida a yodo el país por el Gobierno el día de ayer revela que un grupo de venezolanos indignos del gentilicio se ha dado la tarea de preparar en el Exterior una empresa de invasión y exterminio contra las instituciones democráticas y la seguridad de Venezuela. Tal insensatez, alentada por oscuros tiranuelos que avergüenzan a América, tendrá cumplida respuesta de acción conjunta de los Poderes nacionales, cuando haya que poner en movimiento la maquinaria represiva de la conspiración criminal. Yo creo interpretar el sentimiento mayoritario -sino unánime- del Congreso de la República al afirmar que el Poder Ejecutivo tendrá a su disposición todos los recursos materiales y morales que estén a la mano del Poder Legislativo, de suerte que el orden publico se mantenga en todo momento sin alteración sensible y el hogar venezolano a cubierto de criminales atentados.
En nombre de la República declaro solemnemente iniciados los trabaos dela Cámara de Senadores en sesiones extraordinarias.
Testigos fieles de tan impar suceso en nuestra historia son las propias organizaciones políticas que sin predominio de una sobre otra componen el poder electoral de la República. La pureza de los comicios del 14 de Diciembre ha sido reconocida expresamente por la máxima entidad que los organizara y distinguiera -El Consejo Supremo Electoral-, así como por órganos calificados de la opinión pública tanto en el plano nacional como en el internacional. ¿No es ya eso la consagración de una fórmula que revoluciona todo el plano conceptual en que se movían las antiguas tesis oligárquicas -esbozo y rudimento de los modernos módulos totalitarios- del "gendarme necesario" y la impreparación de nuestro pueblo para la vida democrática? Probada la eficacia y sinceridad de la fórmula y derrotada por el voto popular la falacia del gendarme necesario; creados los órganos que facilitan la participación del pueblo en la formación y rumbo de su destinoÑ presentes los partidos en la marca del estado y la fiscalización electiva de los negocios públicos, dirigiendo el uno, oponiéndose el o los otros, rectificando todos la mala o imprudente orientación, mediante fórmulas y medidas que en las Cámaras Legislativas tendrán adecuado campo de contrastación, yo estoy seguro de que en esta patria de todos no volverán ya a florecer las arbitrariedades y desafueros ejecutivos, ni las leyes injustas reñidas con las libertades humanas y los derechos sociales, ni las iniquidades del juez venal o sometido a voluntades arbitrarias superiores, que hagan írritos los mandatos expresos de las justas leyes.
La Revolución ha traído un régimen de sinceridad institucional que debe sobrevivir a todas las demasías y desbordamientos de la intemperanza política, hijos de la natural contienda entre partidos e ideologías contrapuestas. Duros correctivos a debido aplicársele a seculares vicios, y no será de condenar la mano que ha herido con justiciero azote, como si debe de serlo, el conjunto de esos mismos vicios, errores y crímenes que a modo de dogal asfixiante ha venido apretando el cuello de la patria. Cerrada la etapa de liquidación de un pasado que tiende a convertirse en disipada pesadilla, vueltos al sendero honorable que nos abrieron con el ejemplo de sus vidas los creadores de la nacionalidad y los abanderados de la democracia, es nuestro deber integrarnos a una vida de relación más acorde con nuestras instituciones políticas, en que no haya otra consigna de exterminio para el adversario, sino de tolerancia y respeto, lejos de la vela de armas de hermanos contra hermanos en la encrucijada alevosa.
Consigna de concordia nacional esgrimió mi partido, gonfalonero de la Revolución, en los recientes comicios, y consigna de concordia nacional mantendremos en decisiva fracción mayoritaria, convencidos de que no es el odio estéril ni la retaliación entonada la que mejor contribuye a la reedificación de esta patria, sacrificada otrora a la ambición y desenfreno de unos malos hijos. He de sostener que con ello no predicamos franciscana mansedumbre, sino que hacemos reconocimiento de haber coronado los altos objetivos de una lucha apasionada y sincera, que se resuelve ahora en cruce reposado de serenidad y magnanimidad frente al enemigo tradicional vencido, y en gallarda actitud principista frente a los adversarios eventuales que surgen del reagrupamiento de fuerzas políticas, inhibidas hasta ayer unas, de reciente organización y reorganización otras.
En el fragor de los recientes comicios hubo desbordamiento de injurias e imputaciones calumniosas que no deben traspasar el umbral de esta ilustre casa, asiento de la Ley y espejo en que debe mirarse nuestro pueblo, para enmendar con el roce de la palabra austera, digna y elevada, las arrugas que el odio elemental de unos hombres selváticos, trasformados en sus dirigentes, le hayan podido imprimir en el rostro. Ni será este Congreso, en su perìodo de sesiones extraordinarias, y en el ordinario que va a seguirle, objeto de cálculos electorales para la estrategia de una oratoria de ferretería con balcón a la calle.
La emulación que este año debería establecerse en este augusto recinto, sea una en que prive el sentido de servicio, de subordinación al superior interés de un pueblo que nos está pidiendo instrumentos legislativos eficaces para aliviar su escasez, domiciliar su intemperie, liquidar su ignorancia, sanear su ámbito, exornado de miasmas letales, calmar su sed de agua y justicia, comunicarse y traficar con el producto de su esfuerzo, producir, crear, multiplicarse y caminar y llegar a una nación prospera, fuerte, puntera del Caribe; faro del mundo austral como la soñara Bolívar.
Hago votos en el momento de constituirse esta Cámara, y en su nombre, por la felicidad y prosperidad de las naciones amigas, a cuyos honorables representantes diplomáticos extendemos un cordial saludo.
Ciudadanos Senadores:
Una información oficial transmitida a yodo el país por el Gobierno el día de ayer revela que un grupo de venezolanos indignos del gentilicio se ha dado la tarea de preparar en el Exterior una empresa de invasión y exterminio contra las instituciones democráticas y la seguridad de Venezuela. Tal insensatez, alentada por oscuros tiranuelos que avergüenzan a América, tendrá cumplida respuesta de acción conjunta de los Poderes nacionales, cuando haya que poner en movimiento la maquinaria represiva de la conspiración criminal. Yo creo interpretar el sentimiento mayoritario -sino unánime- del Congreso de la República al afirmar que el Poder Ejecutivo tendrá a su disposición todos los recursos materiales y morales que estén a la mano del Poder Legislativo, de suerte que el orden publico se mantenga en todo momento sin alteración sensible y el hogar venezolano a cubierto de criminales atentados.
En nombre de la República declaro solemnemente iniciados los trabaos dela Cámara de Senadores en sesiones extraordinarias.
Publicado en Bayonetas de Venezuela
México 1950
Ediciones e Impresiones Beatriz de Silva
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